jueves, 18 de diciembre de 2008

Perros Héroes de Mario Bellatín


Por Garbriel Revelo

Un ambiente extraño pero a la vez, tremendamente compacto y definido. Aunque me sea desconocido, podría definirlo a la perfección gracias a un pequeño registro fotográfico y a una novela de apenas 74 páginas.


Gracias a una recomendación de mi amiga Oralia, a ‘Perros Héroes’ de Mario Bellatin le tenía ganas desde hace más de un año. “Trata de un Hombre Inmóvil que tiene 40 perros, léelo, conociendo tus gustos, te va a gustar”, me dijo. Tiempo después me topé con el libro en una librería y su subtitulo me intrigó aun más: Tratado sobre el futuro de América Latina, visto a través de un hombre inmóvil y sus treinta Pastor Belga Malinois. En aquella ocasión no lo compré, pasando a formar parte de mi ya interminable lista de libros pendientes que creo nunca leeré.

Sin embargo, no pude resistirme y terminé adquiriendo el libro en el remate “Salva un libro” que varias casas editoriales realizaron hace un par de semanas en el Auditorio Nacional. A penas lo vi en un estante no me lo pensé dos veces. Dicen que los libros que se leen lo escogen a uno, y en el caso de ‘Peros Héroes’ así fue. Pensaba encontrar una historia mal planteada sólo como el pretexto para hablar de la situación del continente americano. No podía estar más equivocado, apenas me bastó leer un par de hojas en el metro para darme cuenta que la narración de Bellatin (por fortuna) nada tenía que ver con mi idea inicial de la historia.

De haberlo deseado, podría haberlo leído en menos de una hora, pero mi pudor que me hace degustar los buenos relatos a velocidades ridículamente tortuguiles me hizo tardarme días enteros. Suficientes para que ante mis ojos se describiera un microuniverso: inmenso como un continente, compacto como una casa. Sencillo pero a la vez lleno de significados que van más allá de la lógica común y que nos ofrece una complejidad psíquica en cada uno de los personajes que uno más añora entre más los desconoce. Y es que a ‘Perros Héroes’ se le puede atajar desde diferentes frentes; si para algunos la historia planteada simple y sencillamente es original y entrañable, para otros se trata de un planteamiento muy astuto e inteligente de un continente que es aun más complejo que un Hombre Inmóvil encargado de criar perros.

Sería ingrato hablar de más y vender la historia de una novela que de verdad recomiendo, pero más ingrato, y en buena medida injusto, sería dejar este texto sin hablar un poco de la parcialidad absoluta que en el relato es ese hombre inmóvil que no termina de sorprender mi entendimiento y que en su infancia conoció a un niño escritor que redactaba historias de perros héroes, o de su madre y su mamá que separan bolsas día y noche, o un halcón que cada tarde caza a un ratón, o el enfermero entrenador y su entrega a una vida destinada a nada, o unos periquitos canadienses, o a 40 perros Pastor Belga Malinois, o un mapa de América Latina o un viaje espacial. O un poquito de todo, o un poquito de nada, que de eso se constituyen los ambientes, y si de algo goza ‘Perros Héroes’ es precisamente de “ambientes”.

Seguramente lo releeré varias veces más. Seguramente buscaré más relatos de Bellatin y los disfrutaré de la misma manera. Me queda claro que es un autor total, preocupado por la estética y expansión de sus relatos, por simplificar relatos en los que caben infinitas posibilidades y que por lo mismo nos parecen propios. Tiempo inmóvil en el que no pasa nada pero que conforma un cuadro viviente y nunca igual.

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