Por Maria José Cumplido
El télefono de la casa sonó incansablemente. Yo no podía contestarlo porque, en ese momento, hacía una llamada desde mi celular. ¡Ring! ¡Ring! - odio el ruido de los teléfonos -. Yo no contesté y mi llamada tampoco fue contestada. ¡Es tan díficil, en algunos casos, hablar con uno mismo!
El télefono de la casa sonó incansablemente. Yo no podía contestarlo porque, en ese momento, hacía una llamada desde mi celular. ¡Ring! ¡Ring! - odio el ruido de los teléfonos -. Yo no contesté y mi llamada tampoco fue contestada. ¡Es tan díficil, en algunos casos, hablar con uno mismo!
2 comentarios:
Un día descubrí que me llamaba a mis mismo y tampoco pude contestarme, será que en mi intento por realmente encontrarme busqué al que está en el otro lado?
Buen relato, me ha dejado loco.
QUE BUENO!!! CUANDO LO ESTABA LEYENDO ME IMAGINABA LA CAPACIDAD EGÒLATRA DEL QUE DESEA SER ESCUCHADO...SIN NECESIDAD DE OIR...
BUEN MICRO...XEVERE
Publicar un comentario